Caribe
ANT adjudica cerca de 200 hectáreas a mujeres rurales en San Onofre, Sucre
Diecinueve campesinas del corregimiento Palo Alto recibieron el predio Veracruz como parte del Programa Especial de Adjudicación de Tierras para Mujeres Rurales, impulsado por el Gobierno nacional.

En San Onofre, Sucre, la Agencia Nacional de Tierras (ANT) entregó 189 hectáreas del predio Veracruz a 19 mujeres campesinas organizadas en la Asociación de Mujeres en Pie de Lucha y la Asociación Afrodescendiente Agropecuaria y Medioambiental. La adjudicación forma parte del Programa Especial de Adjudicación de Tierras para Mujeres Rurales, lanzado recientemente por el Gobierno nacional.
La entrega, que constituye la primera realizada en el departamento de Sucre bajo este programa, busca avanzar en el cierre de brechas históricas en el acceso a la tierra para las mujeres del campo. Las beneficiarias son habitantes del corregimiento Palo Alto, en una zona con antecedentes de violencia y abandono institucional.
“Este día es grande no solo para mí, sino para toda mi comunidad. Nunca se había dado una entrega de finca a los campesinos en Palo Alto. Estamos haciendo historia”, expresó Zaira Navarro, una de las mujeres beneficiadas, durante el acto de entrega del predio.
Desde la ANT, el líder de la Unidad de Gestión Territorial Noroccidente, Gustavo González Geraldino, destacó que esta entrega representa un paso concreto hacia el cumplimiento de los compromisos adquiridos en el marco de la Reforma Agraria. “Hace dos semanas, en Santa Marta, hicimos el lanzamiento oficial del Programa y hoy ya estamos entregando tierras a familias sucreñas lideradas por mujeres. Así transformamos el territorio, garantizamos la seguridad alimentaria y avanzamos en la Reforma Agraria”, indicó.
El programa establece criterios y procedimientos específicos para la adjudicación de predios a mujeres rurales, priorizando su autonomía y reconocimiento como sujetas de derechos. Según la Agencia Nacional de Tierras, esta política hace parte de una estrategia nacional para garantizar la participación de las mujeres en la transformación del campo, reconociéndolas como lideresas comunitarias y actoras fundamentales en los procesos de producción, organización social y construcción de paz.
