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Desde Medellín, Petro advierte sobre mafias en la justicia y pide acabar con la estratificación urbana

Durante un evento en Medellín, el presidente Gustavo Petro lanzó críticas a la justicia regional, cuestionó el modelo de seguridad en Antioquia y propuso eliminar los estratos como parte de su visión de paz urbana.

Durante su intervención en la movilización Un pacto por la paz urbana, realizada el sábado en Medellín, el presidente Gustavo Petro advirtió sobre la influencia de estructuras criminales en las instituciones judiciales y de seguridad del país. En su discurso, hizo un llamado a que “la justicia sea libre, no arrodillada al crimen ni a la política”, y pidió a las autoridades antioqueñas no bloquear los esfuerzos de paz adelantados por su gobierno.

“La justicia no puede estar supeditada al crimen ni a la política, que muchas veces es política criminal”, afirmó el mandatario. En ese sentido, instó a la Policía y al Ejército a resistirse a las presiones del narcotráfico: “No más oficiales arrodillados al dinero de la mafia”.

Petro sostuvo que el conflicto en Colombia ya no tiene un carácter ideológico, sino que está marcado por la disputa entre mafias por el control del narcotráfico. “Ya no hay una guerrilla socialista enfrentando al Estado. Eso se acabó. Hoy hay una guerra de mafias por rutas, puertos y sitios de producción”, explicó, agregando que este conflicto impacta directamente a los jóvenes de sectores populares, quienes —según dijo— terminan sirviendo a estas estructuras ilegales.

El presidente también lanzó un mensaje directo al alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez: “Le pido al alcalde Fico que no rompa la Constitución y saque su fiscal de la oficina. La Fiscalía debe ser independiente del Ejecutivo”. Criticó que una asesora del alcalde, exfiscal de carrera, supuestamente dé instrucciones a fiscales en funciones: “Eso no es democracia. Eso se llama dictadura”, afirmó.

Además, pidió a los fiscales del departamento que “ayuden a construir la paz en Antioquia, en lugar de perpetuar la violencia que ha marcado a la región durante décadas”.

Petro aseguró que Medellín está cerca de alcanzar una tasa de homicidios inferior a 10 por cada 100.000 habitantes, lo que calificó como “un hito internacional” que no ha logrado Bogotá. “Casi pudo, pero se está devolviendo”, dijo. También destacó el potencial de ciudades como Pasto y Tunja para consolidar procesos sostenidos de paz urbana.

El mandatario aprovechó su visita a Medellín para cuestionar el modelo urbanístico de la ciudad. A su juicio, se ha construido una “falsa modernidad” basada en la segregación socioeconómica. “Se ha creído en una urbanización de vanguardia que no lo es”, dijo, y lo contrastó con ciudades europeas donde “los pocos pobres viven donde viven los ricos”.

En su intervención, reiteró la necesidad de superar la estratificación urbana en Colombia, a la que calificó como “castas infranqueables”. “No son clases sociales, son castas. Eso incluso termina afectando el amor”, expresó, al referirse a los desafíos de jóvenes pobres para acceder al consumo aspiracional promovido en los medios. “El joven quiere regalarle a su novia un celular de siete millones, pero no tiene cómo. Entonces lo roba. Lo viví en Bogotá cuando fui alcalde”, afirmó.

Petro encomendó a la directora del Departamento Nacional de Planeación, presente en el evento, la tarea de liderar esta transformación. “Te toca la misión de acabar con los estratos”, le dijo.

El presidente también recordó los debates que encabezó en 2007 sobre la infiltración del paramilitarismo en Antioquia. Señaló que esos señalamientos le costaron distanciamiento personal, pero permitieron revelar cómo se configuró una forma de “gobernanza paramilitar” que luego se expandió a nivel nacional.

Citó al fallecido fiscal Gregorio Oviedo, quien investigó la financiación empresarial del paramilitarismo. “A esos fiscales los mataron, también a investigadores del CTI. El único que sobrevivió fue Gregorio, que acaba de morir”, dijo Petro.

Según el mandatario, tras esos asesinatos, las investigaciones se frenaron y emergieron estructuras de corrupción como el “cartel de la toga”, lo que —a su juicio— permitió el fortalecimiento de mafias transnacionales que hoy superan en poder a las del pasado. “Solo que ahora no viven en Medellín, ni en Cali, ni en Bogotá”, concluyó.