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Venezuela advierte capacidad de respuesta tras sobrevuelos de cazas y decomiso de buque petrolero

La tensión militar en el Caribe aumentó luego de que Venezuela denunciara el sobrevuelo de cazas F-18 y la incautación estadounidense del buque Skipper cerca de sus aguas jurisdiccionales.

El ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, declaró el estado de alerta tras confirmar sobrevuelos de aeronaves militares estadounidenses y la incautación del buque Skipper. El funcionario calificó las maniobras como una provocación directa en el marco del despliegue aeronaval de Washington en el Caribe y advirtió consecuencias ante una eventual incursión.

La advertencia fue emitida durante la conmemoración del cuadragésimo séptimo aniversario del Comando de Defensa Aeroespacial Integral (CODAI), donde el alto mando militar venezolano fijó su postura frente a lo que considera una escalada de hostilidades. Padrino López instó a la administración estadounidense a no subestimar la capacidad de respuesta defensiva de Venezuela, asegurando que cualquier intento de agresión militar tendría repercusiones severas.

En su discurso, transmitido por la señal estatal, el ministro enfatizó que rendirse ante la presión extranjera constituye un “imposible histórico” para la nación suramericana, al tiempo que rechazó la presencia de activos militares norteamericanos en aguas próximas a la jurisdicción venezolana.

Las tensiones se agudizaron tras el reporte del servicio de monitoreo aéreo Flightradar24, que detectó el pasado martes la presencia de aviones de combate F-18 de la Armada estadounidense operando sobre el Golfo de Venezuela. Aunque la plataforma no confirmó si las aeronaves cruzaron formalmente el espacio aéreo soberano, el gobierno de Nicolás Maduro interpretó el acercamiento a las costas como un acto de intimidación y una violación al derecho internacional. De forma paralela, el Departamento de Guerra y la Guardia Costera de Estados Unidos ejecutaron una operación conjunta para interceptar el buque petrolero Skipper, una embarcación que navegaba bajo bandera falsa y transportaba crudo venezolano sujeto a sanciones.

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Este incidente marítimo se suma a una serie de medidas coercitivas impulsadas por la Casa Blanca, que ha intensificado su campaña de presión en el Caribe bajo el argumento de combatir el narcotráfico y cortar las fuentes de financiamiento del gobierno venezolano. La incautación del Skipper, que ya había sido sancionado por Washington en 2022 debido a vínculos con el comercio de petróleo iraní, fue ordenada por un juez federal estadounidense. Según la versión oficial de Caracas, el tanquero es un navío civil mercante que se disponía a salir al Océano Atlántico para llevar recursos energéticos a mercados internacionales, acción que defienden bajo el principio de libre navegación y comercio.

Durante su intervención, Padrino López fue enfático al dirigirse a las autoridades estadounidenses, declarando que si pretenden una confrontación militar, “se llevarán nuevamente en bolsas negras a sus ciudadanos”, en referencia a las bajas en conflictos pasados. Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, defendió las operaciones en curso señalando que los ataques contra las redes de tráfico ilícito “van a empezar a suceder” con mayor intensidad, incluyendo operaciones terrestres tras asegurar el control marítimo. El mandatario norteamericano justificó el endurecimiento de las acciones afirmando que su administración no permitirá que el flujo de narcóticos destruya a la juventud y a las familias de su país.

Analistas internacionales vinculan estos sucesos con la reciente reactivación de sanciones y la postura más agresiva de Washington frente a la administración de Maduro. Mientras el gobierno venezolano denuncia un plan de guerra orquestado para forzar un cambio de régimen, Estados Unidos sostiene que sus maniobras en el Caribe responden estrictamente a operaciones de seguridad hemisférica. El decomiso del Skipper y los sobrevuelos de los cazas F-18 marcan un nuevo punto crítico en las relaciones diplomáticas, manteniendo la alerta militar en la región fronteriza y marítima del norte de Suramérica.

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