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Murió el papa Francisco a los 88 años en el Vaticano
Tras una prolongada enfermedad, en la mañana de este lunes 21 de abril murió el papa Francisco en su residencia del Vaticano.

El papa Francisco, de 88 años, falleció este lunes a las 7:35 a. m. (hora local) en su residencia de la Casa Santa Marta, en el Vaticano. La noticia fue confirmada por el camarlengo, el cardenal Kevin Joseph Farrel, en un mensaje videograbado desde la capilla de la misma residencia, en presencia del secretario de Estado Pietro Parolin y del sustituto Edgar Peña Parra.
“Con profundo dolor tengo que anunciar que el papa Francisco ha muerto (…). Su vida entera ha estado dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia”, declaró Farrel. A partir de este momento, se activa la sede vacante, el periodo que inicia con la muerte del pontífice y concluye con la elección de su sucesor mediante cónclave del Colegio Cardenalicio.
Francisco, quien permanecía convaleciente tras una hospitalización prolongada por neumonía bilateral, no participó en los actos litúrgicos de Semana Santa. Sin embargo, apareció brevemente este domingo en el balcón de la Basílica de San Pedro para impartir la bendición Urbi et Orbi, en lo que ahora es considerado su último saludo público.
Jorge Mario Bergoglio, nacido el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, fue elegido como el papa número 266 el 13 de marzo de 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI. Se convirtió en el primer pontífice latinoamericano, el primero de la Compañía de Jesús y el primero en adoptar el nombre de Francisco, en honor a san Francisco de Asís.
Hijo de migrantes italianos, se formó como técnico químico antes de ingresar al seminario. Fue provincial de los jesuitas durante la dictadura militar argentina, arzobispo de Buenos Aires, cardenal desde 2001 y una figura destacada en la Conferencia Episcopal Argentina. Su elección como papa respondió a la búsqueda de una renovación en la Iglesia católica tras años de escándalos y crisis internas.
Durante su pontificado, Francisco impulsó reformas estructurales en la curia romana, promovió una visión de Iglesia más cercana a las periferias sociales y fue enfático en causas como la migración, el cambio climático y la lucha contra la desigualdad. Publicó las encíclicas Laudato si’ y Fratelli tutti, así como la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, que marcó el tono pastoral de su gestión.
Fue también un pontífice marcado por los contrastes. Recibió apoyo popular por su estilo austero y lenguaje directo, pero enfrentó resistencias internas por su manejo de temas como la reforma del clero, el abordaje de los abusos sexuales y la apertura hacia comunidades tradicionalmente excluidas de la Iglesia.
En los últimos años, su salud se deterioró progresivamente. Aun así, mantuvo una agenda diplomática activa y continuó participando en cumbres religiosas y encuentros internacionales. Su autobiografía Esperanza, publicada en 2025, se convirtió en un testamento espiritual que recoge las claves de su pensamiento.
Con la confirmación de su muerte, el Vaticano entra oficialmente en sede vacante. El camarlengo será el encargado de coordinar los preparativos para el funeral y, posteriormente, convocar al cónclave que deberá elegir al próximo papa. Mientras tanto, los órganos colegiados de gobierno eclesial quedan suspendidos, y solo se mantienen en funciones las instancias de gestión ordinaria.
La figura del sucesor de Francisco será crucial para definir la continuidad o el viraje en el camino que dejó marcado el pontífice argentino, cuyo legado oscila entre la audacia reformista y los límites impuestos por la estructura tradicional del Vaticano.
